2008/05/17

De mudanza

Me mudo, seguiré próximamente en:












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2008/04/29

15 - El Callejón

No necesitó mediar más palabras, debía verlo con sus ojos. Su hermano, un novato que acaba de empezar a cazar en solitario, el único hermano de sangre que tenía yacía degollado sobre una fría camilla. Cuatro velas encendidas marcaban las esquinas, pronto le presentarían sus respetos, pero él no esperaría a ver aquello. Salió de la habitación, del edificio como una fuerza imparable.

Caminar bajo la lluvia siempre había agudizado en él sus sentidos, despertando sus instintos más primarios.

Ver a su hermano en el estado en el que quedó, le hizo dirigirse guiado por una fuerza sobrenatural hacia aquel callejón. Su cara inmóvil en esa mueca mortal se dibujaba en las gotas de lluvia delante de él a medida que avanzaba. Parecía hablarle indicándole dónde dirigirse.

El callejón estaba limpio. No podía ser de otra forma, sus secretos llevaban ocultos siglos. No dejaban cabos sueltos. Así trabajaban, nunca dejaban pistas. Axel tampoco las necesitaba, su propio hermano le diría lo que necesitaba saber.

Cerró lo ojos. Un olor a sangre empezó a formar imágenes en la oscuridad. Sobre el negro de su mente se dibujaban los sucesos de la noche anterior. Vió a su hermano pasando a su lado, cargando con una mujer inconsciente, dirigiéndose al fondo. La sujetaba contra la pared por el cuello e iba a darle el golpe de gracia cuando la mujer se revolvió. Luchaba por librarse del brazo de su ejecutor ridículamente, ya que era obvio que él le superaba físicamente y ella estaba semiinconsciente.

Parecía que volvía a caer inconsciente de nuevo cuando un brillo familiar se reflejó en los nublados ojos de la mujer. Su transformación fue escalofriante. Cambió parcialmente de forma, sus rasgos se arrugaron en una expresión de amenaza animal. Retrajo sus labios mostrando unos lucientes dientes afilados, acompañándolos de un gruñido mezcla de miedo y rabia. Debió verlo venir. Él lo hubiera visto. Pero su hermano no. Como de la nada, surgió una garra a medio camino entre lo animal y lo humano, una mano agarrotada con unas afiladas uñas retráctiles lanzada a la desesperada atravesó el cuello de su captor seccionando en apenas una milésima de segundo lo que encontraba a su paso. No necesitaba ver más. Aquello le era suficiente.

"No hay enemigo pequeño" - pensó Axel, era lo que le había enseñado la experiencia a lo largo del combate, a lo largo de su vida. - "Se confió, ese imbécil se confió".

A partir de este momento a Axel empezó a dominarle un sólo deseo, venganza.

2008/03/25

14 - Vida normal

El día había comenzado siendo normal. Diana debía seguir adelante con su vida normal, no podía dejar que las historias de una loca le afectaran. Pero el resto de la jornada no seguiría así mucho tiempo. Todo se truncó con un sobre que contenía los resultados de unos análisis. Sus análisis.

Nunca imaginó que llegaría a ver aquellos datos en su analítica. Volvió a tener la misma sensación de aquella noche.

Flunitrazepam en sangre... Rohypnol... La droga de la violación. ¿Por eso no recordaba nada? ¿Por eso no se acordaba del hombre muerto antes del callejón? ¿Cómo había pasado todo aquello? Las respuestas daban lugar a más preguntas que se acumulaban. ¿Kaia sabia aquello?

Diana sentía cada vez más presión en su cabeza. Cualquier sonido por pequeño o aparentemente imperceptible era un peso más dentro de su mente. Cualquier detalle que veía le iba poniendo cada vez más nerviosa. Casi podía sentir cómo su corazón latía con más fuerza.

El resto del día en el hospital fue lento y tedioso. Cuando llegó la hora de salir sentía como si su cabeza fuera a explotar finalmente. Llegar a casa fue de nuevo algo automático. No podía creer que la hubieran drogado y haber podido reaccionar así para defenderse. Se salía de toda lógica. Debía dejar de pensar.

Intentó dormir, pero tardó en conciliar el sueño ya que no podía dejar de oir latir su corazón en el silencio de su dormitorio. Por fin se durmió, pero no descansaría. Las incógnitas seguirían rondando su mente.

2008/03/02

13 - Familia

Según avanzaba la mañana, el día fue nublándose, dejando un cielo plomizo. Las miradas se volvieron hacia la figura que entraba, con paso seguro y firme en el edificio. Los allí presentes susurraban sobre él, era uno de los Grandes, uno de los soldados más respetados de aquel ejército oscuro del que formaban parte. Se dirigió directamente hacia la sala de los Altos. Allí le hicieron tomar asiento y esperar.

La luz gris entraba a través de las ventanas, manteniendo la penumbra de la sala de espera. Aquel edificio fue su casa durante muchos años, y lo fue también para parte de su familia. En cierta forma, todos aquellos que vivían allí eran una familia.

La habitación tenía muebles antiguos y macizos. Sobre la pared descansaban antiguos cuadros que representaban extrañas cacerías. Él observaba las escenas mientras esperaba. "Historia antigua", pensaba. La espera se le estaba haciendo más larga de lo habitual. Si le hacían esperar tras el éxito en su cacería de la noche anterior, había malas noticias, muy malas noticias. La piel de un cachorro siempre era un botín valioso y muy celebrado. "¿Qué ocurrió anoche?"

Conforme pasaban los minutos, la sala se oscurecía más. Fuera, el cielo cada vez se iba espesando más y más, oscureciéndose, produciendo mayor impaciencia al cazador. Un relámpago iluminó repentinamente la habitación a la vez que se levantaba de su asiento. Los truenos acompañaron sus primeros pasos, como si de un titán se tratara, retumbando unos segundos, mientras se dirigía a la puerta.

"Aún no te pueden atender" - Le detuvo la voz del asistente personal de los Altos. Era un hombre joven. Se conocían desde que ingresaron en la pequeña legión de la que formaban parte. Era como un familiar más, como un primo o un hermano. "Debes esperar un poco más".

"No deberían hacerme esperar tanto, no después del trofeo de anoche." - Contestó el cazador.

"Y tú deberías estar acostumbrado" - le dijo tajante - "a que no eres el único asunto que tra..."

Un zumbido interrumpió la conversación. Una voz seria y profunda. - "Hazle pasar" - dijo.

Sin dejar decir una palabra al asistente, el cazador atravesó la doble puerta que separaba la sala de espera de la de reuniones. Tres personas estaban sentadas tras una mesa rectangular. Delante de ésta, una solitaria silla le invitaba a sentarse. El cazador se acercó a la mesa, quedándose de pie ignorando la silla. Prefería enfrentar a los ancianos desde su posición superior, ya que aquellos hombres dejaron hacía mucho de merecer todo el respeto que reclamaban.

"Axel, no nos sorprende tu impaciencia," - dijo el anciano sentado en el centro - "pero tenemos una mala noticia para ti"

Por toda respuesta recibieron silencio acompañado por una mirada cortante y desafiante del hombre, que se quedó de pié.

El hombre de la derecha decidió tomar la palabra, tras la falta de respeto de este: "Parece que la prepotencia es característica en tu rama de sangre de la Familia. Supongo que eso fue lo que llevó a la muerte a tu hermano pequeño anoche."

2008/01/18

Stand by

El blog vive, no está muerto ni mucho menos, pero no tengo tiempo. Paciencia que cuando menos lo espereis subo entrada nueva.

Besos a todos ^^

2007/12/31

12 - Análisis

"¿Qué me han hecho? ¿Por qué no recuerdo nada de lo que pasó anoche?" - Diana paseaba entre sus nublados pensamientos tratando de reconstruir la noche anterior. - "¿Qué me impide pensar con claridad?"

Los recuerdos atravesaban borrosos la mente de Diana, confusos, inconexos. Como si se tratara de una película cuyos fotogramas han cortado y esparcido indiscriminadamente. Ya que no podía reconstruir la noche, debía averiguar por qué no lograba hacerlo. Qué tomó que le sentara tan mal... Sólo recordaba haber bebido una copa mientras esperaba a las demás... Una copa... Sólo le encajaba un motivo por el que no recordara nada, y la única forma de averiguarlo era haciéndose un análisis.

No le sería difícil colar un análisis que luego se traspapelara. La burocracia del hospital no era demasiado fiable últimamente. Debía aprovechar la informatización de los historiales. Era ahora o nunca.

Nadie se fijó en que ese día lo tenía libre. Había demasiado movimiento como para notar a alguien de más, nunca había gente suficiente para atender debidamente. Disimuladamente tomó el instrumental que necesitaba y se escondió en una habitación vacía. "Nunca comprenderé cómo hay gente capaz de inyectarse a sí misma." - Pensó mientras se extría sangre con una desagradable sensación.

Dejar las muestras fue tan fácil como lo fue antes coger el instrumental, ahora sólo quedaba esperar...

2007/12/20

11 - Cacería

La luna brillaba menguando alta en el oscuro cielo; su luz se mezclaba con el amarillento rayo de las últimas farolas que marcaban el límite urbanizado de la ciudad. La noche en las afueras había sido tranquila. Hasta el momento en que se vió interrumpida por la huida asustada de aquel ser perseguido.

La adrenalina dominaba a aquella asustada criatura, el miedo le hacía seguir huyendo tratando de salvar su vida como fuera. Tras él avanzaba su perseguidor, como una bestia, que acortaba cada vez más las distancias. La presa sentía al cazador cada vez más cerca, oía sus pasos claramente a la vez que notaba los latidos del corazón más fuertes cuanto más cercano estaba. Tenía que llegar al bosque, ése sería su refugio, allí estaría a salvo.

El cazador lo perseguía sin fatigarse, sólo el olor a miedo de su víctima le revitalizaba y renovaba sus fuerzas. Poco a poco había ido ganando terreno y sabía que esta ventaja le vendría bien en el lugar al que se dirigían. El bosque entorpecería su marcha y allí su presa podría tomar más ventaja. Ventaja, esto esperaba el cazador, emoción en la caza. El juego con su presa. Sabía que lo alcanzaría, sólo quería disfrutar más de esa noche. La noche en la que la balanza se equilibraba a su favor.

Llegaba a la linde. El límite permitido para usar su don estaba ahí. Sin dejar de correr, el chico que huía sintió la sacudida del principio. Empezó en su cintura y recorrió toda su columna, ondulando su espalda hasta que la cabeza dió su ya familiar latigazo. Sintió el crujir de sus articulaciones ante el cambio que experimentaba mientras corría. Pero no podía parar. No con un arrasador detrás.

Una sonrisa sádica iluminó la cara del perseguidor. Por fin iba a ponerse interesante la noche. Su presa se estaba transformando ante sus ojos, aumentando cada vez más su sed de sangre maldita. La bestia sobrenatural que se alzaba ante él le resultaba más un pequeño juego después de las noches anteriores. Pero ver cómo pasaba de ser un pequeño bulto huidizo a una mole peluda de dos metros le excitaba tanto como la primera vez. Y la excitación fue aún mayor al ver que le tomaba ventaja.

El joven recién transformado alcanzó al fin el pequeño bosque, aquí podría esconderse y escapar, tenía que encontrar un sitio antes de que su cazador penetrase entre los árboles. Frenó levemente su carrera para ver mejor sus opciones de escape. Debía decidir rápido, no aguantaría mucho más en su estado actual, en esta fase de la luna su energía disminuía a demasiada velocidad.

Un árbol de tronco enorme llamó su atención, aquél parecía ser lo suficientemente fuerte y frondoso. Con el impulso de la carrera que llevaba saltó llegando a un punto a mitad de camino hacia la copa. Con un último esfuerzo trepó rápidamente hasta el espeso follaje, haciéndose un hueco entre las ramas para poder ocultar su actual tamaño. Oculto entre las ramas vio cómo su cazador llegaba al bosquecillo y se adentraba andando. Sus pasos parecían ahora incluso más seguros que antes. Observaba su alrededor atentamente y tras unos minutos cerró los ojos.

Total oscuridad... No necesitaba luz para localizarle, su olor era característico en ese entorno. Empezó a avanzar en dirección al árbol en el que se refugiaba su hombre-lobo, el cual lo observaba con cada vez más temor. A pocos metros del árbol abrió los ojos y alzó la vista, cruzando sus miradas. Cazador y presa se mantuvieron inmóviles a la espera de la reacción del otro.

El duelo comenzó con un desesperado ataque. Saltando desde su frustrado escondite, la presa se lanzó contra su depredador. Toda la furia animal contenida en aquel fibroso cuerpo se precipitó sobre el arrasador, que esperaba en el suelo, en forma de garras, como el animal arrinconado que era. Pero aquella reacción ya estaba calculada. En dos rápidos movimientos, el cazador esquivó el ataque y se puso encima de su víctima, inmovilizándolo sobre el suelo. Se inclinó sacando un cuchillo y presionándolo contra su cuello, le susurró al oído: "No has sido tan divertido como esperaba, pero voy a disfutar de esto"

La sangre empezó a fluir caliente del cuello del desgraciado ser medio bestia medio hombre que se revolvía con cada vez menos fuerza hasta quedar completamente inmóvil. Mientras moría, el arrasador comenzó su ritual bajo la tenue luz que se colaba entre los árboles.


Por la mañana en aquel mismo lugar, encontraron en el bosque un lobo muerto, desollado y desangrado.